Hola, mi nombre es Carolina Estruch. Tengo 47 años y soy médica cirujana. En el 2005 tuve mi primer contacto con el continente africano, suficiente no solo para conquistarme su flora y fauna sino para enamorarme de la calidez de su gente. Volví en el 2007 y prometí que volvería hacerlo nuevamente
Años más tarde viajé a Haití con la fuerza aérea en una tarea médico-humanitaria, allí aprendí en carne propia lo que es la pobreza extrema, la carencia absoluta de atención médica y la indiferencia del mundo ante los más necesitados. Si bien me impacto mucho esa experiencia, lejos de paralizarme me motivo a ir por más. Luego conocí a Federico, mi actualmarido y con ello el tesoro más preciado, Guillermo, mi hijo de 8 años, el amor de mi vida.
Hace dos años volví a ponerme en contacto con el Dr. Jorge Arias, ex médico proctólogo del Hospital Aeronáutico Central de Buenos Aires y que tuvo un papel muy importante durante mi formación médico quirúrgica. Allí me contó que estaba misionando hace un tiempo en Mozambique, en la provincia de Gaza para ofrecer asistencia médico-quirúrgica de comunidades alejadas en la región de Mangundzse. Comunidades que nunca habían recibido atención médica de ningún tipo. También me comentó que el gasto de todo iba por cuenta de cada uno, pero claramente eso no iba a ser un problema, no iba a permitirlo. Así fue como en octubre 2018 viaje por primera vez a Mozambique como parte de la misión. Creo que allí fue donde me enamoré profundamente de su gente. La extrema pobreza que acarrean, su vulnerabilidad y su escasa educación no fueron limitantes para poder vislumbrar la riqueza de afecto y alegría que derrochan……y creo eso fue lo que más me impactó……..que a pesar de no tener nada, absolutamente nada, son extremadamente ricos de alma.
En noviembre del 2019 estaba allí otra vez para poder brindarles atención médica, recibiendo a cambio sus besos, abrazos, bailes y sonrisas las 24 hs del día. A veces creo que están tan sumergidos en un dolor crónico y una indiferencia permanente que toman esas condiciones como parte de su vida y lejos de abatirse, usan los pocos recursos que tienen para salir adelante.
Tengo un compromiso muy grande con ellos, me siento parte de su comunidad porque así lo percibo. Tengo una necesidad muy profunda de volver y poder ofrecerles algo de lo que se a través de la medicina, y a cambio…….. a cambio recibo una interminable muestra de afecto imposible de describir, simplemente así lo siento, quiero poder retribuirles una mínima parte de lo que recibo y se que no lo alcanza, pero siento enormemente el compromiso de ayudar a aquellos que no tienen voz pero gritan en silencio